sábado, 14 de febrero de 2009

MI PRÁCTICA DE LA SESIÓN RECONECTIVA

MI PRÁCTICA DE LA SANACIÓN RECONECTIVA.
Desde luego, tengo que afirmar la verdad de la máxima:” SANA A OTROS; SÁNATE A TI MISMO”.
Conforme voy ejerciendo esta sanación, voy reconectando partes de mí misma, mis otros “yoes”. Voy sanándome. Sobre todo, integrando y superando, esa parte de mí que es tan lógica o mental, que busca lo previsible, porque si no, siente mucho miedo e inseguridad de sentir que no controla el resultado de esta sanación.
En definitiva, ir transcendiendo mi personalidad dual, en cuanto a expectativas y resultados. Es decir, no saber cómo se va a producir la sanación, ni a qué parte de la persona se va a ir la “energía sabia” para sanarla, ni lo que tiene que sanar en esa persona, ni cuándo se va a manifestar la sanación, en fin, un “cheque en blanco” por mi parte. No control. Cosa que no es lo mismo decirlo que hacerlo.
Es una sanación cuántica, y la cuántica no se puede predecir. Los milagros se producen de esta manera, no siguen la lógica a la que estamos acostumbrados de la tercera dimensión, en la que todo es lineal, sigue una secuencia predecible en el tiempo-espacio. Aquí me viene la frase de Kryon: NO PIENSES COMO UN HUMANO.
En cuanto a mí respecta, durante el momento en que hago la sesión, tengo que mantenerme en el momento PRESENTE, EN EL AHORA, por encima de mis expectativas humanas, mis inseguridades, mi personalidad, mis posibles molestias físicas, o de otro tipo…etc.
Tengo que estar presente con mis cinco sentidos y con mi ATENCIÓN CONSCIENTE, durante la sesión. Eso sí, con la INTENCIÓN de servir de CANAL RECEPTIVO de la energía sanadora, la otra parte de la INTENCIÓN DE RECIBIR la sanación, corresponde al paciente. Yo no sé cómo lo sanará la energía, ni la parte del cuerpo a la que se irá, o cuerpos dimensionales (físico, emocional, mental o espiritual) que sanará, ni cuándo se producirá la sanación… Yo sólo tengo que “apartarme” y limitarme a recibir la energía. Ni el paciente ni yo, tenemos que hacer nada más, ni interpretar, ni forzar, ni enviar, ni tener expectativas de lo que va a pasar y ni de cómo tiene que ser la sanación…Sólo RECIBIR.
La Energía reconectiva, el paciente y yo, formamos una TRINIDAD, y eso CATALIZA LA SANACIÓN DESDE EL TODO LO QUE ES.

El doctor Eric Pearl, escribe en su libro LA RECONEXIÓN:
“Desde que empecé a conectarme con las energías de sanación me preocuparon dos cosas: una, que no era capaz de predecir cuál sería la respuesta de cada persona y, por tanto, no podía prometer nada a nadie; y dos, que tenía altibajos impredecibles en cuanto a las energías, de manera que podían estar al máximo o al mínimo durante días o incluso semanas, lo que me hacía sentir bastante perdido y confundido acerca de hacia dónde iba(…)
Cuando sucedía eso, a menudo encontraba consuelo en la primera frase: “venimos para decirte que continúes haciendo lo que estás haciendo”. Entonces continuaba. Sabía que era lo correcto, pero no resultaba tan sencillo como parecía. Una cosa eran cuando funcionaba, pero como iba en contra de cualquier concepto de realidad que yo hubiera tenido, y otra cosa era cuando no funcionaba. Nadie puede cuestionar el sentido del camino que recorres mejor que tú mismo. Me deprimía un poco más, pero seguía adelante (…).
Así que imagina mi sorpresa al darme cuenta de que para acelerar las sanaciones, tenía que quitarme de en medio y dejar de controlarlas. Tenía que dar un paso atrás y dejar que un Poder más elevado se hiciera cargo.
¿Quién está diciendo eso?, pensé. No puedo ser yo.
Pero estaba claro. No sólo es que la energía supiera hacia dónde ir y qué hacer sin darme la menor pista; es que cuanto menos me inmiscuía, más potente era la respuesta.
Recibe, no envíes. (…).
A estas alturas acepté realmente lo que yo había estado sosteniendo desde el primer momento, aunque sin entenderlo del todo: “yo no soy el que sana; Dios es el que sana y por algún motivo, sea yo catalizador o recipiente, amplificador o refuerzo –elige la palabra-, en la habitación sólo soy un invitado.”

“Hubo un tiempo en el que me culpaba por lo que inicialmente percibía como fallos. Al final tuve que aceptar que yo no soy responsable de la falta de sanación clara ni de la que tiene un éxito espectacular. Así que, ¿qué significa que una sesión de sanación no tenga los resultados previstos?
El problema no está en la sanación, sino en la expectativa. Solía decir que no todos tienen una sanación. Ya no creo en eso. Ahora creo que todos reciben una sanación, aunque no necesariamente la que esperaban.
Al reconocer que la “sanación” significa reconectar con la perfección del universo, nos damos cuenta de que el universo sabe lo que tenemos que recibir y lo que vamos a ganar como consecuencia de ello. La cuestión es que lo que necesitamos podría no siempre corresponder con lo que esperamos o pensamos que queremos.
Así como los sanadores deben aceptar su papel como conductores, los pacientes deben aceptar su papel como receptores. La labor del paciente consiste simplemente en estar disponible para estas energías de sanación y aceptar lo que pase. Y algo pasará. Puede ser una sorpresa.
Supongamos que te llega un paciente con una úlcera. Le das una sesión de curación, o dos o tres, pero la úlcera permanece ahí. El paciente se siente frustrado, y sientes como si tú hubieras fallado aunque sabes que no es así porque, como se suele decir, sólo eres humano. Pero unos meses después, otra vez tienes noticias del paciente. “Estoy bien”, te dice. “La úlcera mejoró. Tal vez porque después de verle, dejé de preocuparme tanto por todo, y dejé de beber y fumar, y estoy mucho mejor con mi esposa e hijos…” A veces atribuirán la curación a cualquier otra cosa menos al rato que pasaron contigo, Pero al final, realmente no importa.
Estas personas están muy aferradas al resultado, y esto es una atadura, por lo menos, que interfiere. Una atadura es una constricción, y una constricción corta el flujo de lo que te gustaría que pasara.”
Eric Pearl

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